Mi primera impresión es que de campaña americana se pueden generalizar básicamente tres cosas: 1º. El candidato. 2º. El discurso y 3º. Las estrategias de ataque y defensa. Hoy sólo me centraré en el candidato.
La gente, alguna gente señala, con razón, que es bueno tratar de aprender de la campaña estadounidense que luego pueda ser aplicada al caso peruano y especialmente en beneficio de nuestro partido. Pero cuando nos detenemos en pensar en cuáles pueden ser éstas tenemos grandes dificultades, pues quedan –y quedarán- los recuerdos más centrados en la forma, en algunas acciones centrales e incluso en la anécdota que en el fondo generalizable. Y es precisamente esto último lo que nos puede ser más útil.
Del caso americano podemos generalizar tres ítems.
I. Del candidato.
II. Del discurso
III. De las estrategias
I. Del candidato
Del candidato podemos generalizar básicamente tres aspectos.
1º. Características fisiológicas como parte de la promesa que representa.
2º. Las virtudes que representan (antropomorfolización de las virtudes), y
3º Los intangibles del candidato (inteligencia, memoria y los conocimientos)
1º. Características fisiológicas como parte de la promesa que representa.
Una primera cosa que debe quedar clara es la calidad del candidato, la oratoria del candidato, el saber exponer, el poder transmitir lo que desea transmitir y en la forma emocional en que lo pueda lograr es muy importante para medir la fuerza de la candidatura. Pero no se trata de que cualquier persona pueda hacer esta proeza. No, claramente tiene que ser una persona que lleve en sí una promesa. Que parte de la promesa lo lleve en el cuerpo físico. Parece una tontería pero cuestiones físicas: color de piel, aspecto físico, tono y fuerza de voz, pero también su capacidad de “posar”, su pose y capacidad de actuación y de autoengaño controlado, además de la trayectoria personal, los apoyos detrás de sus espaldas que no opaquen su capacidad de prometer, etc.
Digo bien cuando digo que parte de la promesa del candidato debe venir en su aspecto físico. Juventud, sexo y rasgos raciales pueden convertirse en una suerte de promesa de inclusión.
Es difícil que se admita esto abiertamente, pero la juventud relativa promete que se tiene la fuerza interna para hacer lo que se desea, que no va a dejarse mangonear por los poderes fácticos o no es parte de éste. Resolución, fuerza, decisión, independencia, eso significa relativa juventud en un candidato. Y esta resolución, fuerza, independencia y decisión pueden ser consideradas virtudes en un candidato pues le permitirán realizar lo que se promete. No es algo que se admita abiertamente y ni siquiera se comente mucho pero está allí y en algunos momentos funciona más directamente que en otros, especialmente cuando el oponente carece de estas “virtudes”.
El sexo del candidato también es importante pues el sexo no se reduce a los órganos genitales sino que puede ser considerado una forma de entender y de sentir las cosas que te rodean y por lo tanto de atender algunas cuestiones desatendidas. Lo hemos visto mucho últimamente, ser mujer es de por sí algo positivo ya sea siendo la candidata o su vice, por eso hace bien Mc Cain al colocar como su vice a una mujer. No sólo porque resalta el hecho que Obama no haya puesto como su vice a Hillary y algunas estadounidenses pueden sentirse excluidas, sino que recoge una promesa no sólo americana sino universal: encumbrar a la mujer es apostar por un mundo mejor. Ésa es la promesa que recoge el candidato del elefante. Y es bueno que sea así.
Los rasgos raciales también pueden funcionar como una manera de inclusión como en el caso de la mujer, pues no se trata sólo del color de la piel, sino de una sensibilidad diferente que se ha obtenido por la sedimentación de la discriminación de lo que se es. Básicamente ser racialmente distinto al blanco significa que se ha sido víctima del poder, y que por lo tanto se estaría en predisposición de ayudar al débil. Esa es la promesa y es una bonita promesa de inclusión. Y electoralmente muy atractiva cuando se está en una democracia, donde se aplica la regla de la mayoría y donde se sabe que la mayoría está excluida del poder.
Ahora, de ninguna manera el tener uno, dos o las tres de estas características te asegura nada, sólo te abre posibilidades. Estas posibilidades pueden darse o no pero ya dependen de otras cuestiones que seguiremos analizando. Y ojo, el hecho de ser hombre, blanco y viejo (no, no hablo de JAO sino de Mc Cain) no te saca del juego automáticamente, sino que disminuye tus potencialidades electorales, pero esto es tan cierto como cierto es que para ganar una elección no es necesario utilizar todas estas potencialidades, y que por lo tanto estas características no son definidoras.
Entonces el aspecto físico sí puede ser parte de una promesa, encubierta, indirecta, lo que se quiera, pero potencialmente fuerte. Potencialmente. Ahora cuando hablo de potencialmente significa que puede ayudar a convertir en votos otras cualidades de la candidatura. Y estas otras cualidades son también generalizables en Perú o los Estados Unidos. Pasemos al segundo punto.
2º. Las virtudes que representan (antropomorfolización de las virtudes)
La franqueza, la buena intención, decidido, sensible, culto, inteligente, sin vicios, sencillo, accesible al común, solidario, esforzado, resuelto, bondadoso, etc., son cualidades que la gente aprecia en un candidato pues permiten que se trabaje a favor de las mayorías. Las grandes virtudes lo que la gente anhela convierten en antropomórfica la política. Pero cómo es que se da este fenómeno? Creo que lo “antropormórfico” de nuestra política se debe a que la gente común y corriente ha internalizado algunas virtudes como la bondad, la solidaridad, la honradez, el esfuerzo, etc, Y estas virtudes abstractas en lo esencial son queridas por las personas y deseadas como buenas y dignas de ser cultivadas. Pero en realidad, estas virtudes son abstractas conceptualmente, pero sólo existen en la vida práctica porque hay personas que cultivan estas virtudes, por eso la gente común busca y espera encontrar estas virtudes en personas –no abstractamente-. Cuando se llevan campañas electorales los candidatos son presentados como un dechado de estas virtudes, y la gente se predispone a creer que esto puede existir y lo acepta así. Y lo acepta porque cree que estas virtudes incorporadas a la política por una personalidad es buena para el progreso de la sociedad y el bienestar de la gente.
Así una persona honrada hace cosas honradas y puede hacer que la política sea más honrada de lo que es. O una persona solidaria puede hacer que la solidaridad sea un eje en la vida política. Todo esto puede ser discutible, pero no importa, lo importante es que la gente común lo cree así y la política es por tanto es antropomórfica. Si lo dicho es cierto la política seguirá siendo antropomórfica. Y esto debe ser tomado como un dato de la realidad por los partidos.
Obama representa muchas virtudes en la campaña americana: la franqueza, la sencillez, la solidaridad con los débiles, el esfuerzo,… todo lo que hizo hermoso el llamado “sueño americano”. Él como persona representa eso.
Aunque creo que ni Obama ni nadie en el mundo está preparado para ser Presidente de los Estados Unidos. Ni Mc Cain, ni ninguno de los Clinton, ni Superman tienen las cualidades suficientes para hacerse del cargo más importante el mundo. Es mucho lo que se maneja para poder ser merecido por alguien. Las personas tenemos vicios y virtudes, y nadie escapa a esto. Cualquier persona que sea escrudiñada en lo más mínimo de su personalidad pronto le será descubierta aspectos que le hacen inmerecedor del cargo. No importa si se trata de la más acabada personalidad. Simplemente el ser humano es “defectuoso” por naturaleza, y la persona virtuosa sólo está en la cabeza de los que aceptan esta idealización.
El buen candidato no es 100 % virtuoso, sino que tiene la capacidad de parecer lo más cercano a este ideal, sin necesariamente engañar a la gente.
3º Los intangibles del candidato (inteligencia, memoria y los conocimientos)
El tercer aspecto que tiene que ver con la personalidad del candidato tiene que ver con su forma de exponer las cosas. La inteligencia es central en este caso. Un candidato inteligente puede darse cuenta del poder de las formas de transmitir su mensaje. Digo inteligencia pues el candidato juega con la mente de las personas, juega a seducirlas, la modulación de su voz, la intensidad de su decir, la concatenación de su mirada con el movimiento de sus manos, etc. Todo es puesto al servicio del convencimiento. El candidato vence literalmente a su interlocutor y sobrepasa todas las barreras que el interlocutor ponga en la interrelación que se establece. El candidato vence pero con el consentimiento de su vencido. Pero para que venza tiene que decir lo justo. No tiene que alucinar sino la gente lo va a considerar un idiota. Tiene que saberse poner en contacto emocional de su interlocutor, decirle lo que la gente quiere escuchar. Cuando la gente escucha lo que quiere escuchar entonces recién puede el candidato llevarlo más allá y seducirlo. Esta seducción tiene que ver con repetir lo que la gente quiere escuchar pero con otras palabras de tal forma que va direccionándolo a un formato donde lo central es la emoción. Luego de decir a la gente lo que quiere escuchar el candidato tiene que emocionar si quiere avanzar en “encadenar” el voto a su favor. Este encadenamiento significa tejer filigrana.
Si bien un candidato inicia su mensaje racional que lo va desarrollando también tiene que tener un mensaje “irracional”, algo que no se quedé en la razón sino que se introduzca en la emoción de la gente. Ayuda mucho ser joven, mujer o “étnico”, pues es más fácil la empatía, al predisponer al elector a escucharte y esto tienes que convertirlo en atención. Los ojos y los oídos, el candidato tiene que saber que no hay magia sino percepciones fisiológicas que debe saber utilizar. La emoción misma tiene que ser racionalizada, por lo menos en sus límites. Es difícil emocionar a la gente. Tantas veces que se han decepcionado que se ponen más difíciles. La trayectoria del personal candidato, o la propaganda que de de ésta es muy importante pues la gente siente distancia con los políticos pero si ve que alguien se levanta de muy abajo por ejemplo y logra convertirse en candidato a la Presidencia puede ver en esto a alguien que le emocione. Por la razón de que en sus adentros la gente común aspira a llegar lo más alto posible, y eso se convierte en una idea, en algunos en un proyecto, en otros en un sueño, pero la idea está allí, rondándole la cabeza, y luego lo proyecta en sus hijos, en una actriz de telenovela, en una Dina Paucar, en un futbolista que sale de los bajos fondos, etc. La gente sueña, y el candidato utiliza estos sueños. Es que la gente se siente entupida cuando ve que sus sueños son inalcanzables pero se ve aliviada de solo pensar que era posible alcanzarlo, porque otro lo logró entonces hay siempre un resquicio para que algún día se cumpla ese sueño. El candidato tiene que representar ese sueño en alguna forma. La propaganda de la biografía ayuda mucho. Y el ataque de los rivales hace mucho daño.
La vez pasada estaba averiguando acerca de si existe alguna operación que modifique la voz, la haga más sensible a la transmisión de las emociones. Quería saber el precio. No encontré mucho, pero sigo averiguando. Pero tengo la idea firme de que la voz, su fortaleza, su flexibilidad, su claridad, etc, son básico en un candidato de masas. Y lo son porque puede apuntar a las emociones de la gente, hacerle sentir que lo que el candidato le transmite es sentido y querido por el candidato, y que por lo tanto transmite que es confiable en lo que dice.
El tener condiciones oratorias es apoyado no sólo en si es mujer, “étnico” o joven sino también en su capacidad de actuar. El candidato tiene que sentir lo que dice, tiene que creer lo que dice, aunque no lo crea tiene creerlo al momento de decirlo. Pequeños detalles hacen la diferencia cuando alguien habla creyendo lo que dice y cuando habla sin creerlo. Pero estos pequeños detalles son básicos si se pretende emocionar a la gente. Obama actúa, a mi no me quedan dudas, García Pérez actúa estoy convencido. Por que en los momentos que hablan ellos creen porque quieren creer. Creer puede convertirse en una decisión política para un candidato. No se trata de que engañe sino de que procese, internalice y asuma eso que dice.
Y aquí vine en ayuda la inteligencia, pues no se dice lo que un candidato dice si no es una apersona inteligente. Un discurso básicamente hilvana ideas: palabra tras palabra, frase tras frase, idea tras idea, discurso tras discurso. No es una tarea para cualquiera, se tiene que tener el don de la memoria, del conocimiento y de la inteligencia. Se equivocan quienes quieran convertir en diamante el poto de una botella sólo porque tiene una buena voz y ganas de conseguir votos. Simplemente no se puede. El candidato tiene que estar equipado de intangibles que claramente lo distingan de los comunes. La inteligencia es clave, la personalidad del candidato, que le permitan responder adecuadamente en contextos cambiantes y ante grupos diferentes, salvaguardando el discurso central que lo distingue. No es fácil pero sí es posible. Con un candidato inteligente sí es posible.
Por más que he tratado de ser breve los detalles me obligan a extenderme, y es que los detalles sí importan, e importan un montón. Y eso que sólo me estoy refiriendo a los detalles generalizables, tanto en los EEUU como en el Perú. Seguiré luego con el discurso. He escuchado el discurso de Obama antes de ayer dos veces en inglés y dos en español, tratando de encontrar lo que hay detrás. No sé si lo he conseguido, en todo caso será tema de otro día.
Saludos
Edson Baldeón