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martes, 19 de febrero de 2013

LA CAMPAÑA POR LA REVOCATORIA ¿CARRERA DE CABALLOS O DAMERO DE AJEDREZ?













Si hay una diferencia entre la forma de comandar la campaña entre el aprista Hugo Otero y Favre es que este último maneja la campaña como un tablero de ajedrez mientras que el aprista lo maneja como una carrera de caballos. 


Si algo caracteriza a la campaña de los revocadores es su poco profesionalismo, su desorden, y el hecho que se concentra en sus propias fuerzas sin atender el contexto general. Como los caballos que corren con un tapa-ojos que les impiden ver sus costados, los revocadores creen que sólo les basta golpear con las espuelas al caballo para que corra más rápido les hará ganar la revocatoria. Otra característica de los revocadores es que ven a la campaña como una guerra, como una lucha en la que tienen que demonizar a su oponente para ganar. Una tercera característica de la campaña de los revocadores es que apelan a valores materialistas: fierro, cemento, etc. 



Por su lado, lo que caracteriza la campaña del Favre por el No es su profesionalismo. Cuando salieron los paneles con lemas como "Yo digo No a la exclusión" animadas con la famosa actriz Mónica Sánchez se dijo que esa campaña iba a fracasar pues no tenía conexión con la revocatoria y que la gente no atiende a "mensajes subliminales". Pero acaba de aparecer un spot donde Mónica Sánchez vuelve a hablarnos del NO a la exclusión pero está vez anunciando el Programa "Barrio Mío" dirigido a sectores excluidos como Huaycán. Entonces el "NO a la exclusión" que vimos en los paneles cobra sentido. No se trataba pues de "mensajes subliminales" que no tenían relación con la revocatoria, sino todo lo contrario, se trataba de una manera de ir introduciéndonos en los porqués debíamos apostar por el NO. Otra característica de la campaña del NO es que apelan a la unidad, a valores universales, etc. En este sentido, no toman la campaña como una guerra sino como una competencia. Favre sabe que en las dos últimas semanas cuando se decide el voto la gente llega harta de todo y puede estar dispuesta a escuchar propuestas propositivas. Una tercera característica de la campaña por el NO es que apelan a valores postmaterialistas: ordenamiento territorial, ecología, valores, educación, reforma del transporte, etc. 

Estamos entonces ante una campaña ordenada, que sigue un patrón profesional, y que tiene claro su objetivo y el manejo de los tiempos. Por su sistematización y visión general del panorama asoció la estrategia de Favre con un damero de ajedrez. 

La popularidad a favor de la revocatoria durante el 2012 se basaba fundamentalmente en la campaña millonaria sostenida durante los dos últimos años contra la alcaldesa Susana Villarán. Hasta hace dos semanas gran parte de la fuerza del SÍ residió en su popularidad. Mucha gente apoyaba el SÍ porque veían a la alcaldesa Villarán como una piñata, permanentemente acosada, débil, y por ello sin la autoridad necesaria. Frente a este hecho los apristas se sumaron a la batahola señalando que su decisión se basaba en que la revocatoria era un “sentimiento popular” (Agustín Mantilla dixit). Cortos de miras, los apristas se perdieron en los árboles los cuales les impidieron ver el bosque. Creyeron que tenían la batalla casi ganada y que solo era cuestión de tiempo. Es decir, miraban la campaña como una carrera de caballos: creían que como le ganaba al NO lo que se necesitaba era continuar dándole en su campaña del miente miente que algo queda para hacerse inalcanzable de los del NO. Para los revocadores se trataba de ganar la carrera de caballos aprovechan la ventaja que le habían sacado luego de una intensa campaña de dos años, desde que Susana Villarán asumió el cargo.

Concentrarse en la campaña como una carrera de caballos les hacía ver a los revocadores que los resultados de las encuestas les bastaban. Y que sólo tenían que seguir dándole “de alma” a Susana para ganar.

Pero una campaña electoral no es una carrera de caballos. Tal vez en un sentido lo sea, pero es más que eso. No es lineal, es más complejo. En un sentido se parece más a una partida de ajedrez donde se tiene que ver que cada pieza que se mueve modifica las posibilidades y el espacio de juego de las demás piezas. Una buena estrategia prevé el movimiento general del tablero de ajedrez, y mover las piezas para capitalizarlo a tu favor.

Para ganar una campaña electoral los revocadores tenían ciertamente que vencer a sus adversarios del NO. Pero eso no significaba que golpear como piñata a Susana les iba resultar hasta el final.

Las campañas electorales tienen su ciclo. Una campaña no acaba si el ciclo no termina de recorrerse. Esta campaña electoral de revocatoria sin una cruzada democrática en contra de los intereses particulares de los revocadores. No se puede pretende saltar etapas, eliminarlas, tratar de correr solo o terminar la campaña sin recorrer su ciclo completo. En ese sentido la campaña de los revocadores es una campaña poco profesional, hasta diría que se trata de una “campaña chicha”.

Por más que griten los revocadores, por más que insulten, por más que quieren que sus adversarios no se defienda, lo cierto es que no será así, y los revocadores no podrán evitar someterse al escrutinio público. Por más que hayan creado una fuerte red de poder los revocadores tienen que pasar la prueba del visto bueno de la ciudadanía. Y esto se toma sus tiempos. Y en este sentido los resultados de las encuestas pueden haberlos hecho ilusionarse antes de tiempo. Los revocadores no pueden impedir que la parte más activa de la ciudadanía, la llamada sociedad civil (organizaciones privadas sin fines de lucro que se agrupan voluntariamente para ocuparse de fines públicos) se involucre en la campaña. En ese sentido, los revocadores no previeron esto. En realidad no estaba en sus manos. Los intereses que nunca quedaron claro desde las causas de la revocatoria sin desligarlo de intereses tras bambalinas, pasando por el financiamiento del recojo de firmas, lo impresentable que son los voceros del SÍ, etc. etc. Y por eso no hicieron espacio para la participación de sociedad civil en su campaña. Por ello, en el lado de los revocadores no existen organizaciones sociales, culturales, deportivas, barriales, artísticas, gremiales, etc. Todas estas organizaciones han ido a parar al bando del NO.

Una campaña tomada como un tablero de ajedrez trata de fortalecerse con la fuerza disponible en la ciudadanía. En ese sentido la campaña publicitaria del No ha tenido el acierto de conectar con la voluntad de un verdadero ejército virtual apoyando la campaña por el NO desde las redes sociales. Este ejército estaba allí, listo para ser utilizado, para ser incorporado en el trabajo propagandístico. La estrategia de Favre conectó sinérgicamente con la potencialidad de ese ejército ciudadano especialmente joven. Funcionó. Favre ha demostrado que el marketing político no sirve necesariamente para promocionar un producto (como el marketing empresarial) o un candidato, sino sirve también para abrir otro escenario más amigable que el anterior en el que puedes desplegar otras estrategias destinadas a captar el voto.


Una campaña tiene más probabilidades de ser victoriosa si se alimenta de la fuerza de la ciudadanía. La campaña de Obama en los EEUU fue la demostración plena de este aserto. Pero cuando una campaña se sostiene sólo en sus “voceros” como lo hacen los revocadores corren el serio riesgo de desgastarse, de agotarse y de debilitarse. En este sentido bien les queda a los revocadores el dicho “carrera de caballos parada de burros”.


La “campaña chicha”, poco profesional de los revocadores nunca ha dejado de ser concebida como una carrera de caballos y en este sentido la estrategia de Favre los está pasando por encima. Favre concibe la campaña como un tablero de ajedrez y mueve sus piezas dentro de una dinámica general que involucra a los actores políticos, sociales, los poderes fácticos y especialmente la ciudadanía que tiene sus momentos de interés en la campaña. Si una cosa ha quedado claro es que los intereses políticos, económicos y sociales son mucho más fuertes en el lado de los del NO.  Esto ha resultado en que tras la alcaldesa se ha formado una coalición amplia y fuerte que será decisiva en las dos últimas semanas en que se decidirán las elecciones.




Las últimas encuestas no son alentadoras para los revocadores no sólo por la tendencia a favor del NO, sino porque se sabe que en las últimas semanas las tendencias se aceleran. Los revocadores están perdiendo uno de sus razones de ser: su popularidad. Un hecho político como la baja de la popularidad de la revocatoria y el ascenso del NO va a traer aparejada que las fuerzas del SÍ disminuyan, que pierda empatía popular. Perdida su popularidad, su “sex appeal”, el SÍ está herido mortalmente. El publicista aprista Hugo Otero puede perder una partida de ajedrez cuando esperaba ingenuamente ganar una carrera de caballos.


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