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domingo, 10 de agosto de 2008

¿CÓMO APROVECHAR LOS VICIOS PARA MEJORAR LA POLÍTICA?

A veces cuando leo a Jorge Mansilla puedo ver a un tipo muy duro y cuerdo cuando critica. Sin embargo, creo que hace un análisis incompleto de las cosas.
La vez pasada incidió en una falta de actitud democrática de los presidenciables y del actual Presidente de AP, cuya gestión apruebo. He tratado de ser claro, pero a veces no se me entiende bien lo que digo. Y lo que he venido diciendo implícita y en algunos casos más que implícitamente es que la democracia no es absoluta. Que la democracia no es la medida de las virtudes políticas, incluso que la democracia no es necesariamente siempre una virtud. Que, en resumen, la democracia no se muestra efectiva sino para ciertos órdenes, ciertos momentos y ciertos contextos, o alcances que pueda tener algún objetivo. De modo que la falta de democracia de alguien o de una institución no sería necesariamente en mi opinión sinónimo de algo negativo. Así que la crítica que viene por ese lado lo tomo muy relativamente. Y con esto respondo las palabras de JMN a mi escrito titulado "CÓMO DEBE HACER AP PARA AVANZAR COMO OPOCISIÓN".
No me es fácil responder a Eduardo Aguirre por cuanto no quiero entrar a responder adjetivos. Quiero mantenerme en el nivel del análisis y no en responder adjetivos, que además no creo que estén justificados. Más bien le pido a él que me ayude en mis propósitos.
JMN se ha convertido en el único que escribe cosas con argumentos. Aparte de él veo datos sueltos, emociones cortas, impresiones laxas, invitaciones sin mayor importancia, etc. No veo que AP debata por los foros. Y sin embargo, los argumentos de Jorge Mansilla se centran en tocar temas importantes pero siempre bajo la luz de negatividad. Es un crítico implacable e impecable contra García Belaunde, la cúpula en general de AP, las corruptelas, los vicios internos, etc. Así como también del gobierno aprista. Hasta aquí todo está bien. ¿Quién puede negar que alguien del perfil del buen Vitocho pueda ser criticable? ¿Quién puede negar que los vicios dentro del partido sean criticables? ¿Quién puede negar que el APRA haga un gobierno que puede ser criticado todo el tiempo?
¿Pero allí se agota el análisis? ¿Acaso no hay cosas rescatables que también debemos incluir en el análisis de las cosas? Y es que parece ser de mucha importancia que también se incluya las cosas buenas que siempre hay, que están siempre al lado de las malas, pero que no tiene el brillo de las otras, pero que es tan necesario rescatarlas.
¿Y por qué es necesario rescatarlas en el análisis? La respuesta a esta pregunta es lo que justifica este pequeño escrito.
Si tratamos de mirar las cosas negativas nos damos pronto cuenta que ellas por sí mismas forman algo así como un círculo vicioso. Cada una de estas cosas malas encuentra apoyo y aún justificación en los otros vicios. Así, la actitud elitista que critica Mansilla en Vitocho encuentra apoyo en los mismos vicios de los acciopopulistas de abajo y en su debilidad por el poder, así como en un sistema político peruano colmado de Torres Caros. Entonces, tratando de entender a Mansilla, estos vicios dan apoyo al encumbramiento de García Belaunde en el poder, tanto en AP como en su éxito en general. Entonces él critica los vicios de adentro y los de afuera.
Lo que vemos entonces es una crítica consecuente, justificada. ¿Pero en realidad es consecuente y está justificada tal crítica? Hasta cierto punto sí. Y esto es que hace que la palabra de Mansilla sea respetada, rechazada por algunos, pero atendibles por todos. Y aún no siendo acciopopulista tiene tribuna en los foros de acciopopulistas porque se cree que sus argumentos críticos están justificados en un medio vicioso, que su palabra es necesaria, porque, al fin y al cabo la decencia y la rectitud, a lo que por oposición se supone pretende Mansilla llegar, son valores que tienen cabida en un partido democrático, nacionalista y revolucionario, un partido que rechaza los matones, los camiones y los millones, un partido en suma que responde a las virtudes honestas y rectas de Fernando Belaunde y Valentín Paniagua. ¿Pero qué tan cierto es todo esto?
No podemos negar el valor de las críticas que como las de JMN se oponen a los vicios de dentro de AP y los de afuera. Pero contra ellas puede argumentarse que también son parte del paisaje. Que no soluciona nada de lo que critica. Que al no ser efectivas por resultado, se convierten en parte constitutiva del paisaje que tanto crítica. Y que se hace necesario un tipo de crítica diferente, que apunte a objetivos más modestos, pero más concretos. Por que como se sabe el infierno está tan lleno de buenas intenciones…
Tal vez Mansilla debe seguir con el tono de las criticas que hace, y que hay que saber valorar y calibrar, pero debe haber otras personas dispuestas a aprovechar las criticas de JMN para fertilizarlas. No tengo las cosas muy claras, pero creo que si hubiera correligionarios más atentos a corregir positivamente las criticas, a aprovechar éstas, a darle un giro y hacerlas productivas, sería otro el cantar. Pero veo que casi nadie argumenta. Veo que lo que hay son escritos muy generales, emociones puestas en papel, frases que tratan de ser efectistas, loas y vivas a algunos líderes que supongo hasta incomodarán a éstos, pues a hasta para destacar un liderazgo se tiene que demostrar cierta habilidad para no caer en el ridículo.
Un primer paso, para aprovechar, continuar y hacer efectiva las críticas como las de Mansilla es tratar de ver las cosas buenas de las cosas. Ver por ejemplo que las bases no son tan promiscuas, que tienen ciertos valores que rescatar. Allí está el ejemplo del paro nacional. En esa ocasión los pequeños dirigentes plantearon acciones en contra de la opinión de la cúpula de AP. Este acontecimiento bien mirado demuestra que no todos se venden, o que por lo menos hay resquicios que pueden ser aprovechados para hacer política, que sí hay ganas de hacer política, que pueden estar equivocados pero que tienen vigentes un sueño idealizado que les hace protestar contra los errores de un gobierno como el actualmente instalado. Mi opinión es que los críticos deberían poner más atención a este tipo de hechos, pues son estos tipos de hechos los que demuestran que el partido existe más allá de una cúpula. Ahora, yo solo hago el apunte pues es clara mi valoración de los altos cargos antes que por los bajos.
Otro ejemplo puede darse actualmente en el país. El gobierno coloca en un puesto destacado a alguien como Arana en el Foncodes. Ante este hecho, los críticos apuntan que la política del país es corrupto, que la idiosincrasia política es corrupta, que los antecedentes, etc, etc. Cualquiera que los lee podría creer que no hay solución posible. Que para los jóvenes que recién experimentan la política es siempre más rentable “acortar” los caminos y enriquecerse. No le dan a las juventudes mayores esperanzas, y en eso creo reside su mayor error. Por que en este caso, el de Arana y Foncodes, la prensa, la grande y la pequeña, se irritan, la sociedad civil se enoja, los ciudadanos comunes y corrientes desaprueban tal hecho. Y aunque sea por envidia, al buscar contraponerse recurren a los valores justos, a la honorabilidad, a la decencia, etc. Entonces estas cosas hay que rescatar. Hay que hacer ver a la gente que en medio de lo malo hay cosas buenas, y, lo más importante: que estas cosas buenas son lo que van a romper el círculo vicioso que tanto se critica. ¿Y como estas cosas buenas van a romper este círculo vicioso? Esta pregunta motiva la segunda razón de este pequeño escrito.
Creo que las cosas buenas no existen. Por lo menos no existen tal como lo pensamos idealizadamente. Que en realidad todas las cosas son tan complejas que es difícil saber si es buena o mala, y que, quizás no valga la pena saberlo o perder tiempo en descubrirlo.
Creo que hay que darle otra mirada a las cosas, que hay que ver el mundo como un infinito complejo de situaciones cuya precisión nunca lo sabremos, lo que sabremos son los resultados en nuestras percepciones de las cosas. Que nunca perderemos los vicios y las virtudes innatas a nosotros mismos, y que por cuya fijación en nosotros –por lo menos en un mundo como el actual- podemos aprovecharlos como datos duros.
Podemos ver, no gente buena luchando contra malos, sino percepciones e intereses que pueden confrontar contextualmente, y sólo contextualmente. Y que, por lo tanto, lo que hay que priorizar son reglas de lucha que reditúen en beneficio de las mayorías.
La envidia, la avaricia, los intereses, la ambición, de los que están en el poder son confrontadas y criticadas, no por lo honesto, o justo, sino por la avaricia, la envidia, intereses y ambición disfrazadas de ideales que reciban el apoyo de los otros (que también cojean de esta forma). Una lucha en fin de intereses contra intereses mediadas por reglas que rescatan a su vez las cosas buenas para hacer más efectiva las críticas de uno contra los otros. Ojo, no digo que el mundo sea así, lo que digo es que si se mira de esta manera puede ser útil las definiciones de reglas que coadyuven a un mundo más justo y más humano, en donde cada día haya cabida para más personas. No hablo de un mundo real, sino de una herramienta para tratar de mejorar las cosas ya que las otras están fallando.
Cuando más competencia entre agentes viciosos, cuanto más libertad, cuanto más transparencia –estas serían las reglas de lucha- más personas tratarán de entrar al juego y sacar el mejor provecho posible para sí. Debe crearse un mecanismo en donde las reglas aumenten automáticamente a mayor ambición, más envidia, más intereses, etc. Es decir, cuando las mayorías estén incluidas en el “juego”. Una mayoría que estaría siendo desaprovechada por las miras cortas de los que hacen el mundo actual. De tal forma en que llegue un momento en que sea imposible que los agentes viciosos puedan sacar más réditos haciendo cosas reprobables que haciendo cosas buenas. Entonces no tengan más opción que hacer cosas aceptables a los ojos de las grandes mayorías. Y, cosa importante, que este momento llegue como consecuencia de la misma competitividad y la aplicación de reglas que se autoafirman y autoexpanden por los mismos vicios de la gente.
Necesitaría más tiempo y más espacio para tratar este tema. Además no creo tener la talla intelectual como para teorizarlo en un todo, sino tan sólo de alcanzar algunos apuntes preliminares. De lo que estoy seguro es que las cosas como están como que están fallando y que se hace necesario algún mecanismo que traten de corregir estas fallas. Pero que a su vez no se recurra a la receta comunista ni a la neoliberal para avanzar en busca de un mundo cada vez mejor. Esa es la idea.
Saludos,
Edson Baldeón
http://edsonbaldeon.blogspot.com

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